Copyright © La magia de crecer
Design by Dzignine
domingo, 8 de diciembre de 2013

Porque no subo a mi hijo en los columpios. La autonomía del niño



Es muy frecuente escuchar los mismos comentarios sobre un hijo, nieto, vecino o sobrino: es muy vago, está enmadrado, lo deja todo tirado por ahí, necesita ayuda para todo, no sabe hacer nada solo...
¿Estos niños son así?¿Qué se puede hacer para ayudarles y así ayudarnos a nosotros mismos?

¿Porqué no subo a mi hijo en los columpios?

Si salgo al parque es para que los niños se expansionen y utilicen elementos en su juego de los que no disponen en otros lugares, si intervengo en sus movimientos subiéndole, bajándole, proponiéndole ocurren varias cosas:

  • Columpiarse es muy divertido, si siempre que él lo pide yo lo hago, soy yo quien soy activa en el juego. Lo mismo ocurre con subirse al tobogán o bajar por la barandilla. Si quiero que experimente el balanceo o el cambio de gravedad, algo que es muy necesario, utilizaré juegos de regazo como "aserrín aserrán" en momentos donde el niño necesite una atención más enfocada a él (por ejemplo después de hablar por teléfono, a la llegada del cole o cuando se vaya una visita). 
  • Un niño pequeño ya tiene muchas necesidades en las que tiene que participar un adulto, el cambio, la comida, el baño, vestirse... son cosas en las que él no puede sentirse complacido por empezar y terminar él mismo, en el juego sí ocurre eso. Por lo que estoy creando más dependencias de las que ya tiene por su momento evolutivo. 

Además la falta de autonomía afecta directamente a su manera de aprender, esta prisa por que tenga un montón de experiencias se puede extrapolar a edades mayores donde lo que queremos es que tenga un montón de conocimientos. Les damos un peso difícil de soportar. 
  • De esta manera pueden vivir el proceso, descubriendo por ellos mismos: 
    • 8 meses: mueve el columpio desde el suelo
    • 9 meses: se intenta poner de pie apoyándose en algo que se mueve con él (el asiento del columpio)
    • 10 meses: consigue ponerse de pie y además suelta las manos
    • 12 meses: lo empuja y observa como se mueve
    • 14 meses: pone un objeto encima, 
    • 18 meses: apoya la barriga
    • 24 meses: apoya el culete 
    • 3 años: se mueve sentado empujando con los pies
    • 5 años: se balancea con su cuerpo
    • 7 años: salta
  • Respetando sus ritmos: Adelantamos los aprendizajes, ellos pueden llegar a lo que les pedimos (bajar por el tobogán) pero sin saber como lo han echo, sólo repitiendo lo que han visto de nosotros. No saben, por ejemplo, como hacerlo hacia atrás o transformarlo a medio en otra cosa. Eso hace que los aprendizajes sean superficiales, no se ha echo un descubrimiento exhaustivo por lo que lo que han interiorizado es algo más repetitivo. 
  • Poco a poco va perdiendo ese interés innato, esa mente científica. ¿qué pasaría si hiciera esto? No hace falta pensar en lo que podría pasar, me lo dirán los adultos que saben mucho más. ¡No hace falta pensar! 

Lo más importante es que les quitamos la satisfacción por el logro, la alegría de conseguir algo de lo que antes no eran capaces. Cree que consigue las cosas porque alguien le ayuda y esto va reduciendo cada vez más su autoestima.

Esta dependencia crea manipulaciones, el niño puede querer la presencia del adulto y no su ayuda.
La ayuda se convierte en una necesidad sustitutiva del afecto cuando el mensaje real es: "me interesa ver cómo llegas arriba del columpio porque a tí te interesa, no el hecho de que consigas llegar."





"Destruir la confianza de un niño es destruir su vida entera, porque la confianza es tan valiosa que en el momento que la pierdes también pierdes el contacto con todo tu ser. 
La confianza es el puente entre tú y la existencia"

Osho

0 comentarios:

Publicar un comentario